La forma de buscar empleo está cambiando en estos momentos. Según el Foro Económico Mundial, se espera que en los próximos 10 años casi dos terceras partes de los trabajos, casi un 67%, cambiarán debido a la evolución tecnológica. Este comportamiento generará vacantes más específicas que requieran habilidades que van más allá de lo que podría decir un título universitario entre sus líneas, como el buscar a una persona con una mentalidad amplia, y al mismo tiempo que pueda analizar las cosas desde varios puntos de vista.
Entonces, si bien los conocimientos que se aprenden en la universidad crean un perfil y permiten desarrollar ciertas habilidades útiles para varios entornos laborales, son los talentos que uno tiene y ha desarrollado en su carrera los que definen si uno es bueno para el trabajo en sí. Por ejemplo, no todos sabemos resolver problemas con facilidad, somos creativos, o podemos lidiar con la ambiguedad. Este tipo de cosas valen más que si ‘solo sabes’ algo.
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El trabajo del mañana tendrá otras reglas
- La adopción de la tecnología por parte de las empresas, que son los proveedores de empleo, obliga a que estas creen nuevos puestos de trabajo que cubran las necesidades que emergen de este proceso. Por decir un ejemplo, si el proceso de digitalización involucra una base de datos de clientes, se necesitarán analistas de datos para estudiar y analizar sus tendencias.
- En los últimos años, varias empresas como EY, Google o IBM se han alineado con esta corriente de pensamiento y han contratado grupos con talentos específicos para luego capacitarlos ellos mismos en el área que les corresponda.
- La complejidad de los puestos de trabajo ha demandado habilidades que las carreras actuales no enseñan directamente. Por ejemplo, se podrían requerir personas muy creativas para el área de investigación y desarrollo de una empresa, pero con profesiones distintas.
Imagen: Jordan Whitfield, vía Unsplash.