Nube + IA local: lo mejor de dos mundos impulsando las empresas latinoamericanas

Parados en 2025, cuando creemos que muchas cosas ya están inventadas, la tecnología sigue sorprendiéndonos con giros que hace unos años ni imaginábamos. Y no sólo inventos aislados, sino más bien cómo ciertas combinaciones empiezan a cambiar el día a día de las empresas, como la unión entre la nube y la inteligencia artificial local.

Durante años nos acostumbramos a pensar que todo dependía de la nube: almacenamiento, aplicaciones, seguridad, escalabilidad. Y sí, la nube sigue siendo el gran motor de transformación digital. Pero ahora con la llegada de Unidades de Procesamiento Neural (NPUs) en dispositivos como los nuevos Copilot+ PC de Microsoft se abre un nuevo capítulo: la IA también puede correr directamente en el equipo. 

Estas máquinas ya son capaces de ejecutar más de 40 billones (o trillions en inglés) de operaciones por segundo (TOPS) en la propia NPU, lo que permite que tareas como traducciones en tiempo real, generación de gráficos o resúmenes automáticos se hagan sin necesidad de enviar los datos a servidores lejanos.

Es decir que muchas de las tareas más exigentes en términos de cómputo se pueden ejecutar directamente en el dispositivo. ¿La ventaja? Velocidad, costos más bajos y mayor seguridad. En vez de depender de la red para cada cálculo el poder de procesamiento se distribuye (lo que se puede hacer en el equipo se hace allí mismo) y la nube se reserva para lo que realmente necesita escala global.

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América Latina está apostando fuerte a esta evolución. En el 2024, según un estudio de NTT DATA y MIT Technology Review, el 25% de las empresas ya utilizaba IA tradicional, mientras que la generativa alcanzaba una adopción del 22,8%. De hecho, Colombia se destaca dentro de la región, pues un estudio de la tecnológica alemana SAP encontró que 69% de las empresas colombianas anticipa un impacto significativo de la IA en sus industrias, superando el promedio regional del 63%. Además, el 54% de las organizaciones en Colombia proyectaba aumentar su inversión en soluciones de IA este año, una tendencia que en lo que va de 2025 ya empieza a sentirse en diferentes sectores.

La demanda de servicios en la nube también crece. De acuerdo con AWS, en 2025 el consumo en Colombia aumentará entre 30% y 40%, alcanzando los 30.000 millones de dólares. A esto se suma que el Gobierno aprobó este año una nueva política pública de inteligencia artificial con un presupuesto de 480.000 millones de pesos (unos 120 millones de dólares), destinada a generar capacidades para investigación, adopción y aprovechamiento ético de la IA. 

El papel de la infraestructura (y de los chips)

Todo este crecimiento, sin embargo, depende de un factor que muchas veces se pasa por alto: nada de esto sería posible sin el hardware que lo soporta. Sin chips diseñados para IA o NPUs capaces de procesar modelos complejos en tiempo real, toda la promesa de la nube quedaría cojacorta hoy en día.

Compañías como Intel han apostado durante décadas a ese nivel, para muchos invisible, de la innovación, desarrollando procesadores que permiten que la nube funcione, pero también que hoy sea posible que la IA viva en nuestros dispositivos. No se trata de publicidad, sino de reconocer el hecho de que la infraestructura define qué tan rápido y qué tan lejos puede llegar la innovación. En otras palabras, la nube es el cerebro colectivo, pero las NPUs son el músculo que permite que cada usuario, cada empresa, tenga su propia cuota de poder de cómputo.

Y cuando llevamos esto al terreno empresarial, lo que realmente gana una compañía con esta sinergia se vuelve muy tangible. Se traduce en menos costos, porque ya no depende tanto de pagar por cada consulta a un servidor externo; en mayor agilidad, con respuestas en tiempo real sin esperar a que ‘la nube’ haga todo el trabajo; y en más seguridad, porque los datos sensibles no tienen que salir del propio dispositivo. 

En Colombia ya se ven casos de startups del sector fintech que procesan modelos predictivos en dispositivos de los asesores comerciales; hospitales que empiezan a integrar diagnósticos con IA local para proteger la confidencialidad del paciente; retailers que ajustan inventarios en tienda con algoritmos que corren en tablets de vendedoresequipos dentro del local.

Tal vez la próxima ola de competitividad empresarial en Latinoamérica dependerá de esta sinergia entre nube e IA local. Las empresas que sepan combinar lo mejor de ambos mundos podrán innovar más rápido, con menos costos y de manera más segura gracias a uncon mayor control sobre sus datos.

El reto, por supuesto, será acompañar este proceso con inversión en infraestructura digital, marcos regulatorios claros y, sobre todo, capacitación del talento. Porque al final, ninguna tecnología –por más disruptiva que sea– tiene impacto si no hay personas capaces de usarla estratégicamente. Y en países como Colombia esto se siente aún más. La calidad del ancho de banda, la brecha digital entre regiones y la limitada infraestructura de centros de datos siguen siendo desafíos que no podemos ignorar. Por eso, la combinación de nube e IA local abre la puerta a que más empresas accedan a innovación sin depender de esas limitaciones. Así, incluso una pyme en Bucaramanga, en Pasto o en tantas otras ciudades intermedias del país puede aprovechar la IA avanzada sin tener que asumir los altos costos de una infraestructura propia.

La nube seguirá siendo ese océano inmenso donde todo fluye. Pero la IA local es el río que alimenta, todos los días, la operación de las organizaciones. Y es en la confluencia de ambos donde se juega el futuro de la innovación en América Latina.

Por: Juan Casal, director de Telco & Empresas Digitales de Latam en Intel

Foto: Shubham Dhage en Unsplash.

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