Investigadores de la Universidad Northwestern, en Estados Unidos, anunciaron que desarrollaron un pequeño dispositivo, suave y elástico, que se puede implantar debajo de la piel de un paciente, para envolver suavemente los nervios responsables de las señales de dolor preocupantes.
Según los científicos, cuando las señales de dolor llegan al cerebro, es cuando siente un pinchazo, dolor, quemadura u otro tipo de sensación dolorosa.
Una vez en su lugar, el material, aproximadamente del grosor de una hoja de papel, básicamente emplea un efecto de enfriamiento para adormecer esos nervios, bloqueando las señales de dolor no deseadas de viajar al cerebro.
De acuerdo con la investigación, una vez que el dispositivo ha cumplido con sus deberes, se disuelve naturalmente en el cuerpo como una puntada absorbible. No se requiere extracción quirúrgica.
TE PUEDE INTERESAR: Alimentos Transgénicos: ¿Estamos Dispuestos A Comerlos? | ENCUESTA
Más sobre el dispositivo que alivia el dolor
- La persona que usa el dispositivo puede controlar de forma remota la intensidad del alivio del dolor, también conocido como el efecto de enfriamiento, que ofrece, de acuerdo con sus necesidades individuales.
- El mecanismo de enfriamiento funciona porque el dispositivo está integrado con canales microfluídicos, que son tubos que se pueden manipular con muy alta precisión, lo que le permite dejar entrar o salir el fluido a voluntad, sin errores.
- Todos los fluidos contenidos en los canales del nuevo dispositivo colaboran para crear el efecto de enfriamiento y adormecimiento del dolor.
- A través de los microfluidos, esencialmente puede gobernar la cantidad de cada fluido en su interior para determinar qué tan intenso es el enfriamiento.
- Es ese tipo de control preciso a través de microfluídica remota que evita los efectos secundarios potencialmente peligrosos de otros métodos.
«A medida que se enfría un nervio, las señales que viajan a través del nervio se vuelven cada vez más lentas, y eventualmente se detienen por completo. Estamos apuntando específicamente a los nervios periféricos, que conectan su cerebro y su médula espinal con el resto de su cuerpo».
Matthew MacEwan, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis y coautor del estudio.